Es así como los Sufís de Etiopía (místicos musulmanes), tomaban bebidas de café para permanecer largas noches en vela y esta costumbre se fue propagando a los sufíes de Arabia. A finales del siglo XV se empezó a cultivar a gran escala en Yemen, aumentando su consumo y producción. Los sufíes de Yemen por sus múltiples desplazamientos a la Meca, llevaron consigo sus costumbres y creencias, por tal motivo desde este lugar inicio la propagación de esta tradición, a través de los peregrinos musulmanes que acudían de diversos países.
El siglo XVI, fue determinante para propagar el consumo de esta bebida, a través de los Turcos Otomanos, habilidosos comerciantes que propendieron la difusión del café por el Mediterráneo y el océano Índico.
El Cairo fue el centro de negocios cafeteros, hacia Europa y Oriente, se extendió a Damasco, Egipto, Turquía, Persia entre otros; y en el año de 1554 en Estambul aparece la primera cafetería o kahvehane.
El consumo en Europa y Occidente de la segunda bebida más popular en el mundo el café, llega a través de viajeros curiosos, científicos, escritores, marinos, oficiales, personas que por cuestiones de trabajo o placer habían estado en Oriente y consumieron esta bebida.
Durante el siglo XVII, los Holandeses dominaban el comercio marítimo a nivel mundial, y estos se hicieron a unas plantas de café y desarrollaron plantaciones en Java y Ceylán.
En el siglo XVIII, se firma el Tratado del café entre el Rey de España Carlos II y el Rey Luis XVI amante del café; a quien le fue obsequiado una planta de café por un burgomaestre de Ámsterdam. Años más tarde un oficial de la armada Francesa lleva consigo una planta del cafeto real a Martinica en el Caribe.
En 1825 el café se propaga a Hawai, Centro y Suramérica, convirtiéndose en una bebida con un aroma que sedujo a los inmortales escritores, Reyes, científicos y hoy en día nos sigue saboreando.
Te invito a echarle un vistazo en detalle a su historia.
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