viernes, 5 de octubre de 2012

Introducción


El Café


El café ha sido una de las bebidas de consumo mas generalizadas a nivel mundial, prácticamente se podría afirmar que sin importar el continente al que se viaje, siempre hallaremos una taza de café.

Muchas son las tradiciones, mitos y realidades circundantes alrededor de esta cultura del café por tal motivo a continuación hemos  realizado una pequeña síntesis sobre el café y toda la cultura que gira entorno a este alimento.


s.












domingo, 30 de septiembre de 2012

Los Amigos.

Imaginarios Cafeteros en la Literatura Colombiana, pequeños apuntes.


Sobre el Grano…



También este grano mísero probó el fuego en la redoma y al contacto de las llamas se hizo sangre, luz y aroma cual si fuera el jugo mismo de la tierra tropical.
Y aquí está.. .Caliente y negro como filtro misterioso con hechizos inefables corta el hilo del reposo y despierta las ideas en alígero escuadrón.
Es un arpa entre sus manos el cordaje de mis nervios, y el arrullo y los suspiros y los cánticos soberbios brotar hace de las almas en continua vibración.
[...]
No lo cambies.. .Pedí tinto.. .Pero, escucha... No te vayas...
(N. BAYONA POSADA, Cojjea arábiga, págs. 47-51).
JOSÉ JOAQUÍN MONTES.

Texto tomado del Artículo: APUNTES SOBRE EL CAFE Y SU CULTIVO EN LA LITERATURA COLOMBIANA.

Aclaraciones sobre el Tinto...



“Tinto” en Colombia equivale a hablar de una pequeña taza de café que se sirve para amenizar una conversación, o para “hacer la digestión” después del almuerzo, o simplemente se toma para evitar “la sensación de sueño que aparece después de un almuerzo generoso”. El tinto se bebe en una esquina mientras se fuma el cigarrillo vespertino, o se bebe para mitigar el frío o  para contar el chisme del día o para hablar “cháchara” (temas varios sobre todo de la realidad del país o incluso sobre la telenovela o reality show de moda). El termo del tinto no debe faltar en ningún espacio, en la empresa, en los vestíbulos de las oficinas o en la casa. El tintero es un personaje muy popular del imaginario colombiano, es aquel peculiar buen hombre que vende el tinto en las calles, va de calle en calle ofreciendo la bebida o se ubica en “una esquina” [en Colombia la esquina es un sitio de socialización excelso], además puede ofrecer los cigarros, dulces o galletas, y todo aquel comestible de paquete que llamamos coloquialmente chucherias o mecato [ Es muy común escuchar en la hora del descanso laboral: Aja! Vamos a echar tinto y comer mecato!]. En las empresas también esta la celebérrima “Señora de los tintos”, una especie de empleada domestica cuya tarea consiste en ofrecer la bebida a los empleados o a los visitantes, ella es irremplazable y omnipresente. En fin, ambos tintero y señora de los tintos, se caracterizan por otorgar sendos títulos de doctorado a todos los que tienen pinta de “importantes” o los que van de saco y corbata, como olvidar su típica frase de invitación: “Se toma un tintico Doctor”.

Alexander León Puello.

El proceso del beneficio del grano (descerezado, lavado, secado) descrito en este excepcional texto:



Al atardecer amontonaban la roja opulencia de la cereza junto a una pequeña máquina despulpadora " y se entregaban a despojar al café de su envoltura superficial, que fluía pegajosa de miel acre por una boca del aparato, en tanto que por la otra resbalaban los granos húmedos y verdosos del fruto que esparcían un efluvio adormecedor (La cosecha, pág. 185).
La máquina, dócil, crujía bajo la presión continuada, el cilindro dentado giraba, giraba triturando el cafe torpemente, la tolva estaba siempre llena, y sobre la cereza, que parecía fluir hacia arriba de una cornucopia vertical, caía con suavidad un ligero chorro de agua, traído de la fuente próxima sobre una guadua partida en canal (La cosecha, pág. 187).
Guardaban el cafe despulpado en cajones de madera  [ . . . ]. Allí tenían que esperar el fruto tres, cuatro días, hasta que la miel que cubría los granos y los hacía gelatinosos, se desprendiese con facilidad, congelada a medias por la fermentación. Entonces lo lavarían en cestos " que permitieran la salida del agua y lo extenderían, sobre paseras, en delgadas capas, para que el sol lo secase (La cosecha, pág. 188).
A veces se hacía tarde para descortezarlo [el grano], la cascara se enjutaba, se endurecía, guardaba celosamente las almendras, y el café se presentaba en diminutas esferas irregulares y casi negras. Pero este producto era inferior, difícil de pilar y se denominaba cacota '" (La cosecha, pág. 65).
Era preciso vigilar el proceso de sequía cuidadosamente. El sol podía secarlo de manera imperfecta afectando la calidad. Entonces unos granos se tostaban y adquirían coloraciones oscuras mientras otros quedaban blanduchos y verdes.
Esto era pasilla , que todos los compradores de El Cedral rechazaban o pagaban a precios ínfimos (La cosecha, pág. 65).
Después, el grano limpio y nítido era puesto a .secar al sol, en delgadas capas extendidas sobre la superficie lisa de las paseras, manuables y fáciles de conducir (La cosecha, pág. 65).

Textos tomados del Artículo: APUNTES SOBRE EL CAFE Y SU CULTIVO EN LA LITERATURA COLOMBIANA.

Poemas para estremercerse con una Taza de Café entre las Manos...



Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía;
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. 

Pablo Neruda, 20 Poemas de Amor y Una Canción Desesperada.


En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces
y viven en tu vida mis infinitos sueños.
La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,
el agrio vino mío es más dulce en tus labios:
oh segadora de mi canción de atardecer,
Cómo te sienten mía mis sueños solitarios!
Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa
de la tarde, y el viento arrastra mi voz viuda.
Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo
estanca como el agua tu mirada nocturna.
En la red de mi música estás presa, amor mío,
y mis redes de música son anchas como el cielo.
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto.
En tus ojos de luto comienza el país del sueño. 

Pablo Neruda, Parafrasis R. Tagore. 20 Poemas de Amor y Una Canción Desesperada.




Poesía para Leer junto a una Taza de Café...






LA NOCHE EN LA ISLA
Toda la noche he dormido contigo
junto al mar, en la isla.
Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño,
entre el fuego y el agua.
Tal vez muy tarde
nuestros sueños se unieron
en lo alto o en el fondo,
arriba como ramas que un mismo viento mueve,
abajo como rojas raíces que se tocan.
Tal vez tu sueño
se separó del mío
y por el mar oscuro
me buscaba como antes,
cuando aún no existías,
cuando sin divisarse navegué por tu lado,
y tus ojos buscaban lo que ahora
-pan, vino, amor y cólera-
te doy a manos llenas
porque tú eres la copa
que esperaba los dones de mi vida.
He dormido contigo
toda la noche mientras
la oscura tierra gira
con vivos y con muertos,
y al despertar de pronto
en medio de la sombra
mi brazo rodeaba tu cintura.
Ni la noche, ni el sueño
pudieron separarnos.
He dormido contigo
y al despertar tu boca
salida de tu sueño
me dio el sabor de tierra,
de agua marina, de algas,
del fondo de tu vida,
y recibí tu beso
mojado por la aurora
como si me llegara
del mar que nos rodea.

Pablo Neruda, Los versos del Capitan.

En Un Café...



He vuelto ahora sin saber por qué
a estar triste más triste que un tintero
Triste no soy o si lo soy no sé
la maldita razón porque no quiero
He vuelto ahora sin saber por qué
a estar triste en las calles de mi raza
He vuelto a estar más triste que un quinqué
más triste que una taza
Estoy sentado ahora en un café
y mi alma late late
de sed de no sé qué
tal vez de chocolate
No quiero esta tristeza medular
que nos da un golpe traidor en una tarde
Pide cerveza y basta de pensar
El cerebro está oscuro cuando arde

Poema: El olor del Café.




Octubre. Otoño las hojas se vuelven rojas,
el color del otoño se acentúa en ellas.
En la mesa del balcón viendo el nuevo octubre
y saboreando el humeante café , oloroso café, el café.
La conversación alrededor del café fluye intima.
El amor de Octubre huele y sabe a café, dulce y tranquilo.
La luz roja de las hojas, se refleja en la taza de café.
¡Ah! El café.
¿Tú también tomas café?
Se refleja también en tu otoño, el olor de mi café.
Aire, agua y sol y café.
El café que da vida al espíritu.
El olor del café hace recordar el pasado.
El amor perdido, el dolor que se siente al perderlo.
Olor a café, olor a calor a ternura a vida.
En la mesa del café renace la inquietud.
Emerge del alma el deseo de vivir.
El café calienta el corazón.